Hace no tanto tiempo, hace tres años, el querido director estadounidense Steven Spielberg hizo su debut en el mundo de los musicales con West Side Story, o Amor Sublime Amor para los amigos. Esta edición especial celebró los 60 años de su antecesor cinematográfico y reveló un cariño especial de Spielberg por esta obra, quien contó que fue la primera pieza de música popular que su familia permitió entrar en su hogar durante su infancia. El musical está inspirado en un clásico de Broadway del mismo nombre, estrenado en 1957, y ambos son adaptaciones del clásico literario shakesperiano Romeo y Julieta. Ahora, la pregunta es: ¿cómo es que el arte trasciende tantas décadas y sigue cautivando al público? ¡Vamos a descubrir sus secretos!
Recordemos su esencia. West Side Story sigue la historia del San Juan Hill, un barrio en el Upper West Side de Manhattan, Nueva York, donde se desarrolla la rivalidad entre las pandillas Jets (estadounidenses, liderados por Riff) y Sharks (puertorriqueños, liderados por Bernardo). Como dice el dicho, hay una línea tenue entre el amor y el odio, y es frente a esta rivalidad donde nace un amor trágico entre María (hermana de Bernardo) y Tony (miembro antiguo de los Jets).
La película fue un producto de su tiempo. Los años 50 fueron fundamentales para la comunidad puertorriqueña. El 30 de octubre de 1950, el Partido Nacionalista Puertorriqueño lideró una serie de revueltas contra el dominio de Estados Unidos en Puerto Rico. Estas revueltas fueron un clamor por la independencia y el reconocimiento de la soberanía internacional de la isla. Entre los levantamientos destacan los de Utuado, Jayuya y San Juan, además de un plan para asesinar al presidente Harry S. Truman. El 1 de marzo de 1954, cuatro nacionalistas atacaron la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, buscando llamar la atención internacional sobre la situación de Puerto Rico y la causa de la independencia.
Entre 1946 y 1950, alrededor de 31.000 puertorriqueños migraron a Nueva York cada año, atraídos por la promesa de una vida mejor, huyendo de las condiciones de pobreza de la isla. La comunidad puertorriqueña en Nueva York creció, dando lugar a las “bodegas” (pequeños supermercados) y “piragueros” (vendedores de raspados). Esta década preparó el terreno para los años 60, marcados por muchas revoluciones y turbulencias. En Nueva York, los músicos puertorriqueños popularizaron el mambo, la salsa y el boogaloo. Tito Puente y Tito Rodríguez impulsaron el mambo, mientras que Willie Colón, Ray Barretto y los Fania All-Stars lideraron el ascenso de la salsa. Joe Cuba y otros crearon el sonido del boogaloo, fusionando el mambo y los ritmos de baile cubanos con el rhythm and blues afroamericano.
Los años 60 fueron marcados por revoluciones y turbulencias, pero también por el estreno del musical West Side Story en la pantalla grande, que se convirtió en un enorme éxito, tanto crítico como comercial. Cautivó al público y su popularidad ayudó a consolidar el género del musical en el cine, además de sacar a la luz cuestiones sociales importantes de la época, como las tensiones raciales y la inmigración.
La película West Side Story representó un gran hito para la comunidad latina, destacando la actuación de Rita Moreno, quien se convirtió en la primera actriz latinoamericana en ser nominada y ganar un Oscar, obteniendo el ‘O’ del EGOT, un acrónimo que se refiere a artistas que han ganado un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony. Su victoria no solo celebró su talento, sino que también abrió puertas para otros artistas latinos en Hollywood, simbolizando la importancia de la representación en la industria cinematográfica. Antes de esto, cuando los latinos eran representados, a menudo se les relegaba a papeles de villanos en westerns o a personajes mudos de fondo, con sus identidades a menudo omitidas.
Sin embargo, es crucial reconocer que, aunque la película fue un hito, no todo fue perfecto. Muchos espinos fueron dejados en el camino, como el uso del brownface (una práctica en la que actores no latinos pintan su piel de marrón o adoptan estereotipos culturales para interpretar personajes de origen latino) y la elección de actores no latinos para interpretar personajes puertorriqueños.
Además, la canción America encapsula la lucha de los personajes puertorriqueños al lamentar el sueño de vivir como inmigrantes en los Estados Unidos, en contraste con la dura realidad que enfrentan. Sin embargo, esta canción es polémica, ya que su letra está llena de estereotipos y expresa un tono de desprecio hacia Puerto Rico, perpetuando la idea de que la vida en América siempre es superior. Además de esto, el término “América” hace referencia a un continente que compartimos, no solo al país colonizado por Inglaterra.
Avance a 2021: Spielberg le dio un nuevo giro a West Side Story, revisitando el clásico de 1961 y elevando la presencia latina, aunque algunas polémicas fueron dejadas de lado. Con Rita Moreno brillando a los 90 años en una aparición especial, la película ahora presenta un toque más auténtico y profundo de la cultura latina. Los colores vibrantes destacan la comunidad latina, mientras que el uso del Spanglish y la presencia significativa de la bandera de Puerto Rico capturan mejor la identidad puertorriqueña de los personajes.
Aprovechando los avances tecnológicos, el remake mejora la colorización y explora contrastes visuales impactantes: el gris de los Jets —simbolizando a la clase trabajadora y la inmigración europea— se contrapone con los colores cálidos de los Sharks, vinculados a la comunidad latina. Además, Spielberg diversificó el equipo detrás de las cámaras, proporcionando una representación más genuina y actual de la comunidad latina. El barrio degradado y las escenas de desalojo hacen referencia a la gentrificación y el desplazamiento de las comunidades inmigrantes en áreas urbanas, además de ser un reflejo de las divisiones y tensiones sociales. Spielberg utiliza estos escenarios para subrayar cómo la comunidad latina es empujada a las "sombras de la sociedad".
El Spanglish y los ritmos latinos son más que un adorno cultural; son un acto de resistencia. Spielberg, al darle más tiempo de pantalla al Spanglish y al destacar la bandera de Puerto Rico, celebra la cultura latina en lugar de diluirla, algo raro en Hollywood, especialmente en décadas pasadas. La presencia de un muro con la bandera de Puerto Rico puede interpretarse como una crítica velada a las políticas de inmigración y al trato dado a los puertorriqueños y latinos en general. Este detalle visual es sutil, pero alude al tratamiento actual de los inmigrantes en los EE. UU., especialmente en la era posterior a Trump, y al debate continuo sobre el acceso a las armas en EE. UU.
Algunas pequeñas modificaciones en la narrativa refuerzan esta autenticidad. Las cuchillas fueron reemplazadas por tacos y armas, mientras que las letras de las canciones fueron adaptadas para reflejar cuestiones modernas de manera más sensible. Al final, a diferencia de 1961, donde las comunidades permanecen divididas después de la tragedia, la nueva adaptación presenta a todos cargando el cuerpo de Tony, simbolizando la unión entre los grupos rivales. Esta elección refuerza una visión de esperanza y unión, sugiriendo que, a pesar de las divisiones y tragedias, aún hay espacio para la reconciliación y la solidaridad.
El remake va más allá, agregando capas políticas y sociales que abordan temas como el trato injusto de la policía hacia la comunidad latina, disputas territoriales y prejuicios. Cuestiones de privilegio e inmigración atraviesan la película, haciendo que la historia sea relevante para los días de hoy. La canción America, con sus líneas cautivadoras pero llenas de ironía, refleja la dualidad del "sueño americano". La idea de una “vida brillante” parece ilusoria cuando, en la práctica, los personajes encuentran puertas cerradas y oportunidades limitadas —life is all right in America, if you're all white in America. La referencia a la isla de Puerto Rico como un lugar que ofrece calor y esperanza, pero también dificultades, es un recordatorio de las complejidades de ser puertorriqueño en Estados Unidos. A pesar de la promesa de libertad e inclusión, las dificultades persisten, y la nueva versión de West Side Story hace que esta ironía sea aún más latente, dando un toque contemporáneo a las antiguas promesas.
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