¡Heigh-ho, heigh-ho! A finales de esta semana se estrena la versión live-action de Blancanieves y los Siete Enanitos de Disney, con fecha de lanzamiento prevista para el 21 de marzo de 2025. Es difícil ignorar la intrigante coincidencia numérica con el clásico animado original, que llegó a los cines el 12 de marzo de 1938. Estas fechas invertidas no son solo una curiosidad; simbolizan la transición del cuento desde sus raíces tradicionales hacia una reinterpretación moderna e inclusiva.
Vale recordar que marzo es reconocido internacionalmente como el Mes de la Historia de la Mujer, un periodo dedicado a reflexionar sobre los avances y desafíos en la lucha por la igualdad de género. La versión original de 1938 Blancanievesestá impregnada de influencias patriarcales, con roles de género que limitaban a las mujeres al ámbito doméstico y reforzaban estereotipos como el edadismo y la rivalidad femenina—ejemplificados por los celos de la Reina Malvada hacia la juventud y belleza de Blancanieves. Además, perpetuaba el viejo tropo de la damisela en apuros,retratando a las mujeres como personajes pasivos y dependientes, premios sin consentimiento. Ni hace falta decir el impacto que esto tiene en la mente de niñas y niños.
En ese mismo año, 1938, cuando se estrenó Blancanieves , Disney comenzó a contratar mujeres para el departamento de colorización. Sin embargo, la compañía seguía siendo mayoritariamente masculina y las desigualdades salariales eran evidentes. A pesar de la primera ola del feminismo, que luchaba por el derecho al voto y al acceso a la educación, las mujeres seguían invisibilizadas en el mercado laboral y, en gran medida, eran vistas como amas de casa.
Casi un siglo separa la animación original de esta nueva versión live-action. Es importante recordar que Blancanieves ya ha sido reinterpretada varias veces, incluyendo las protagonizadas por Kristen Stewart y Lily Collins, entre otras adaptaciones para cine y televisión. La producción de 2025 promete traer nuevas canciones y giros modernos, con contribuciones de Greta Gerwig(Barbie)Erin Cressida Wilson (La Chica del Trem)A Garota no Tremel dúo de compositores Benj Pasek y Justin Paul(El gran showman).).
Un punto destacado de esta versión es la elección de Rachel Zegler como la primera princesa latina de Disney. Aunque algunos críticos señalan que Zegler encarna la naturaleza amable y gentil del personaje, su casting generó controversia en redes sociales, incluyendo reacciones xenofóbicas. Esta Blancanieves refleja logros del feminismo como la interseccionalidad, al poner a una actriz latina en el papel principal—un grupo frecuentemente sexualizado en los medios o relegado a papeles secundarios. A pesar de los desafíos, esta nueva princesa se presenta como proactiva y decidida, aspirando a convertirse en la líder valiente que su padre soñó—justa, valiente y verdadera—en contraste con el enfoque romántico de la película de 1938. Esta perspectiva también cambia la dinámica entre Blancanieves y el Príncipe, alejándose del relato centrado en el amor romántico.
Si bien rompe con la imposición de un ideal europeo para el personaje, la decisión de neutralizar su acento generó debates sobre identidad y representación. A diferencia de películas como Encanto y Coco, que celebran sus raíces culturales con música, vestuario y tradiciones propias, Blancanieves parece que solo se cambia a la actriz sin modificar la esencia del cuento europeo. Esto refuerza un patrón común en Hollywood, donde los personajes latinos a menudo son moldeados para encajar en narrativas universalizadas, sin que su identidad sea realmente representada. Además de ser una estrategia de marketing, esta elección refleja un fenómeno de tokenismo cultural, en el que la presencia de actores latinos responde más a demandas comerciales que a una inclusión auténtica.
Ser una buena actriz implica ofrecer una interpretación convincente, transmitir emociones, verdad y matices que hagan que el público crea en el personaje. Rachel Zegler ya demostró su talento vocal y dramático en Amor Sin Barreras (West Side Story), lo cual puede justificar su elección para el papel de Blancanieves. BlancanievesSin embargo, el tema no es solo su capacidad técnica, sino cómo se construye la identidad del personaje en esta nueva adaptación.
Si el objetivo era presentar una princesa latina, pero sin elementos visibles de la cultura latina, la producción corre el riesgo de perder esa conexión auténtica. Una buena actuación no se trata solo de técnica—también debe establecer un lazo genuino con el público. Una interpretación puede ser impecable técnicamente, pero si carece de verdad emocional o de una identidad clara, puede parecer genérica y distante.
Al final, lo que está en juego no es el talento de Rachel Zegler, sino qué tan significativa es esta tentativa de representación. Porque ser una buena actriz implica tanto la capacidad de transformarse en otros personajes como la autenticidad necesaria para dar vida a una historia que represente a quienes se ven reflejados en ella.
Otro punto llamativo del elenco es Gal Gadot como la Reina Malvada. La actriz, conocida por su icónico papel en Mujer Maravilla, trae consigo un historial de representación femenina. Curiosamente, en la primera película de la heroína, su fuerza y motivación también estaban, en parte, ligadas al amor romántico.
La esencia de la animación original aún está presente en el tráiler, aunque con una atmósfera algo más sombría.
La decisión de Disney de usar CGI para representar a los enanitos generó debate, especialmente después de la entrevista de Peter Dinklage en 2022. Él criticó el uso de actores con enanismo en papeles estereotipados, lo cual abrió una conversación necesaria sobre inclusión y diversidad en Hollywood. Si bien sus preocupaciones son válidas, el uso de CGI puede quitar oportunidades a actores con enanismo que podrían haber interpretado estos personajes. Además, puede limitar la creación de nuevas historias que presenten a personas con enanismo más allá de su condición, contribuyendo a una representación más humana. El CGI podría convertir esa condición en algo abstracto o incluso caricaturesco, quitando matices y profundidad a las actuaciones reales. En lugar de ampliar la diversidad, puede terminar alejando al público de una representación auténtica. También refuerza la idea de que ciertas características físicas deben ser “animadas” en lugar de interpretadas, lo cual puede afectar cómo la industria entiende la inclusión.
La película forma parte del esfuerzo de Disney por modernizar sus historias, pero la compañía también ha sido criticada por intentar equilibrar inclusión y nostalgia sin innovar realmente en su enfoque. La elección de Rachel Zegler podría haber sido un paso significativo en la representación latina, pero la ausencia de elementos culturales en la construcción del personaje plantea dudas sobre cuán auténtica es esa inclusión. Si la identidad del personaje no refleja el origen de la actriz y la narrativa sigue siendo esencialmente europea, ¿hasta qué punto esta Blancanieves puede considerarse una princesa latina? Blancanieves pode ser considerada uma princesa latina?
La decisión de neutralizar el acento de Zegler refleja este dilema. Mientras producciones como Encanto y Coco celebran la latinidad con una riqueza de detalles, Blancanieves parece limitarse a cambiar de actriz sin alterar la esencia del cuento. Esto refleja un patrón común en Hollywood, donde los personajes racializados se insertan en historias “neutrales” sin representar su identidad. Al final, la pregunta no es solo quién interpreta a la princesa, sino qué historia se está contando y para quién.
Espejito, espejito, en un mundo que cambió, ¿todavía hay justicia o no?
Los espejos, regalados por los colonizadores, reflejaban más que imágenes—eran símbolos de intercambios desiguales, de un pasado donde muchas voces fueron silenciadas. Hoy, en SOMOS, , queremos resignificar ese reflejo, celebrando la diversidad y las narrativas que nos moldean y nos conectan, dentro y fuera de América Latina.