Estudiar fuera del país va mucho más allá de las clases y los libros. Se trata de una experiencia completa, llena de tradiciones curiosas, hábitos culturales inesperados e incluso supersticiones que solo tienen sentido en el día a día local. Para quienes se están preparando para estudiar en España —o que ya llegaron—, algunos aspectos peculiares de la vida universitaria pueden sorprender y, quién sabe, hasta encantar. Además, ¡atención a las nuevas reglas que entran en vigor el 20 de mayo y que pueden afectar a los estudiantes!
Informalidad que acerca
Una de las primeras cosas que notan los estudiantes internacionales en las universidades españolas es el ambiente más informal. Profesores y alumnos suelen tratarse con apodos cariñosos, como “tío”(algo así como “pana”, “parcero”, "bro" o “hermano”) y el ambiente en clase suele ser más relajado que en muchos otros países. Es común que los profesores se esfuercen por aprender el nombre de cada estudiante, fomentando una conexión más personal y cercana. También es normal ver gestos de cariño —toques en el hombro, voces fuertes, expresiones intensas— que no se interpretan como falta de respeto, sino como formas de vínculo.
Puntualidad flexible
Para quienes están acostumbrados a llegar 10 minutos antes a cualquier compromiso, el cambio puede ser grande. En España, la puntualidad es más relajada: las clases a menudo empiezan con algunos minutos de retraso, algo considerado completamente normal. El horario suele ser más flexible, lo que permite un mejor balance entre estudio, trabajo y vida social.
Debates acalorados en clase (¡Sí, incluso en Derecho!)
Aunque el formato de las clases es tradicional —pizarra, tiza y una computadora que no siempre funciona bien—, los seminarios suelen ser muy dinámicos. En lugar de silencio incómodo frente a preguntas, los estudiantes españoles se lanzan a discusiones apasionadas, sin miedo a equivocarse. Las aulas se transforman casi en arenas de debate público —un cambio bienvenido para quienes vienen de contextos más reservados.
Evaluaciones poco comunes
El sistema de evaluación también puede sorprender. En vez de ensayos cronometrados y llenos de reglas, muchas pruebas finales son orales: los estudiantes tienen unos 15 minutos para defender sus ideas directamente con el profesor. ¿Y sobre la extensión de los trabajos? Si preguntas por el límite de palabras, la respuesta puede ser: “Escribe lo que quieras.” Así de simple.
Horarios y grupos fijos
A diferencia de otras universidades donde los estudiantes arman sus propios horarios, en España la malla curricular ya viene casi lista, con pocas o ninguna opción para elegir. Esto hace que los mismos estudiantes compartan varias clases, formando un grupo fijo. Los profesores son los que van rotando. ¿El resultado? Un fuerte sentido de comunidad, donde hasta los alumnos nuevos ya parecen viejos amigos.
Diversidad y conexión
Otro aspecto destacado de la vida universitaria en España es la diversidad de edades. No es raro ver estudiantes mayores integrados naturalmente en los grupos, sin distinciones. Además, el espíritu comunitario resalta, reflejando los valores familiares tan presentes en la cultura española.
Ritmo diferente: menos debate en clase, más estudio fuera de ella
Una de las mayores diferencias está en la importancia del estudio independiente. Los profesores esperan que los alumnos aprendan buena parte del contenido por su cuenta —con mucha lectura fuera del horario de clase. El estudio fuera del aula es parte esencial del aprendizaje.
Vida social intensa (prepárate para trasnochar)
En España, la vida social es muy activa. Salir a la medianoche no es considerado tarde —muchos clubes abren hasta las 2 de la mañana. Y como las clases a veces empiezan temprano, como a las 8:30 am, la tradicional siesta se vuelve imprescindible. En poco tiempo, uno entiende que la rutina española va más allá de las clases: las tiendas cierran por la tarde, marcando la hora de la sagrada pausa para descansar. Por la noche, llega el “paseo” —una caminata tranquila por las calles— seguida, claro, de una visita al bar. Los bares no son solo lugares para comer; son centros de socialización, donde se encuentran tapas, fútbol en la tele y buenas charlas hasta altas horas.
Celebraciones y regionalismos
Pocos países celebran con tanta frecuencia —y pasión— como España. Cada región es única, con su propio dialecto, gastronomía, bailes y fiestas tradicionales. Esta riqueza cultural también se refleja en la vida universitaria. Cada campus tiene sus propias historias —muchas de ellas solo tienen sentido para quienes las vivieron
Si estás emprendiendo esta aventura, disfruta de cada momento y lánzate a estas experiencias. Y si te da nostalgia de casa, unite a nuestra plataforma está aquí para conectar a latinos en el exterior, creando vínculos, compartiendo cultura e incluso abriendo oportunidades profesionales.
¿Quieres estar siempre al día? Suscríbete a nuestro newsletter para recibir más guías, tips, curiosidades, promociones exclusivas y mucho más
Después de todo, vivir en el exterior es una aventura —y no tenés que atravesarla solo.