La jabuticaba se ha convertido en la nueva favorita—la “niña de los ojos” que todos quieren probar. Recientemente fue elegida como la mejor fruta de Brasil y la segunda mejor fruta del mundo en un ranking publicado por TasteAtlas, un sitio que reúne reseñas de usuarios sobre platos e ingredientes típicos de diversos países. En esa misma lista, el açaí ocupó el puesto 7 y el guaraná el 41. Conocida internacionalmente como la “Brazilian berry”, aquí en casa los brasileños la hemos amado desde siempre. Forma parte de la infancia de muchos, recolectada directamente del árbol en los patios traseros. Ha sido musa en la literatura y cultura brasileñas. Vamos a explorar esta pequeña gran joya oscura.
La jabuticaba (o jaboticaba) es una fruta originaria de Brasil, con un sabor único y muy común en varias regiones del país, especialmente en el Sudeste. Su nombre proviene del tupí y significa “fruta en botón”.
Aunque crecí con jabuticabas frescas en el patio de la Mata Atlántica, mi primer encuentro con la fruta fue a través de Monteiro Lobato. Entre polvos mágicos de pirlimpimpim, las historias de Doña Benta y las delicias de Tía Nastácia, las aventuras de Pedrinho, Narizinho y Emília siempre incluían una escena subiendo al jabuticabero para saborear sus frutos.
Más que una fruta, la jabuticaba es un ícono de la brasilidade, presente en la obra de autores como Guimarães Rosa, Carlos Drummond de Andrade, Mário de Andrade, Adélia Prado, Jorge Amado, Cecília Meireles, Lima Barreto, Machado de Assis y Clarice Lispector. En el teatro y la televisión, aparece en las creaciones de Benedito Ruy Barbosa, Plínio Marcos, Dias Gomes y Maria Adelaide Amaral. Su presencia en las artes evoca memoria, pertenencia e identidad, revelando la profunda conexión del brasileño con su tierra.
Además de deliciosa, la jabuticaba es una poderosa metáfora. Representa identidad y raíces, una conexión íntima con el origen. Su carácter efímero—madura rápido y se consume en un suspiro—refleja lo transitorio de la vida. Como fruta delicada que se daña con facilidad, nos recuerda lo frágil que son la vida y las relaciones humanas. Simboliza la necesidad de valorar lo precioso y fugaz. También refleja la diversidad de tradiciones populares y la pluralidad de voces que componen la identidad nacional. En ocasiones, puede encarnar deseos reprimidos o conflictos emocionales: su dulzura y belleza representan tanto tentación como anhelo de plenitud.
Y como si fuera poco, ¡también es aliada de la salud! El té hecho con su cáscara es un remedio casero tradicional para diarreas, disenterías e inflamaciones crónicas en las amígdalas. Alivia síntomas cuando se usa en gárgaras. Entre sus propiedades medicinales se encuentran efectos antiasmáticos y beneficios para problemas respiratorios e intestinales. La jabuticaba es, sin duda, un tesoro de la naturaleza: sabor, salud y tradición en cada mordida.
El jugo extraído de la jabuticaba, conocido como “jabuticabada” en Minas Gerais, conquistó paladares por todo Brasil. Diversas tribus indígenas lo usaban para nutrir, especialmente a mujeres embarazadas, debido a su alto contenido de hierro. A fines del siglo XIX, inmigrantes italianos llevaron la tradición vinícola a la Mesorregión del Noroeste Fluminense. Al no tener uvas, encontraron en la jabuticaba la solución ideal, dando origen a un vino que hoy es típico de la región.
Así como la jabuticaba despierta memorias y profundas conexiones con nuestras raíces, SOMOS! te ofrece una comunidad vibrante y acogedora de latinos en el exterior. ¿Qué esperas para unirte? Siempre hay espacio en nuestro globo aerostático. ¡No olvides suscribirte a nuestra newsletter para recibir más curiosidades, consejos, historias y mucho más!