Amar, temer y partir: un paradigma lingüístico sobre la migración

Migrar es una decisión cargada de emociones complejas. No basta con decir que uno se va… se parte amando, temiendo y dejando atrás una versión de nuestra historia.
Estos tres verbos —amar, temer y partir— con los que nos enseñaron en la escuela a conjugar tiempos y personas del castellano, se convierten paradójicamente en un paradigma emocional, lingüístico y existencial para quienes cruzamos fronteras buscando una nueva vida.

Amar: el vínculo que genera pertenencia

Antes de partir, amamos. Amamos a nuestra gente, nuestra lengua materna, nuestros barrios, nuestras rutinas, incluso las angustias familiares sólo porque nos pertenecen. Migrar no significa dejar de amar, sino estirar miles de kilómetros el amor hasta que nos duele. A veces, el amor se vuelve nostalgia, otras veces es motor. Migramos porque amamos tanto que queremos algo mejor para lo que dejamos atrás: una decisión que conlleva valentía a gran escala.

Temer: el costo del cambio

El temor es inevitable. Temer es humano. Tememos no ser entendidos, no ser aceptados, no encontrar nuestro lugar. El idioma en este aspecto se vuelve algo crucial: es barrera y prueba a la vez. El lenguaje articula nuestro pensamiento y la forma de entender el mundo; es por esto que, al enfrentarnos con nuevas formas de expresarnos, la apertura es radical y completa. Se dice que cuando logramos ser graciosos en un idioma que no es el materno, hemos adquirido las competencias más finas de esa cultura.

Partir: el acto de empezar de nuevo

Partir no es solo irse. Es romperse en pedazos y reconstruirse en otro suelo. Es un verbo cargado de contradicción: se parte con esperanza y con tristeza, con fuerza y con vulnerabilidad.
Partimos como quien abre una puerta sabiendo que quizás no podrá cerrarla igual.
Cada valija lleva algo más que ropa: lleva los silencios, los miedos no dichos, los abrazos pendientes.
Pero también lleva semillas: de sueños, de posibilidades, de aventuras, de nuevas culturas...

La migración es una conjugación viva y cambiante, una gramática emocional que no cabe en los libros. Migrar es conjugarse en tiempo presente, aunque duela. Es aprender a decir “Yo soy” en otro idioma sin dejar de ser quien uno fue.

¿Cuál es la forma de conjugar tu presente? ¡Contanos tus experiencias!

Conjúgate en el pasado y el presente con SOMOS.

Porque migrar es conjugarnos en el presente — y nadie tiene que hacerlo solo.

Cuando migramos, conjugamos nuestro presente con las historias de quienes llegaron antes que nosotros y con las de los que llegarán después. La migración es un viaje de transformación, pero al final, todos compartimos la búsqueda de algo más grande. En SOMOS, cada paso que das es acompañado por aquellos latinos que están en la misma travesía. Juntos, encontramos nuestra voz — y nuestra identidad — en el nuevo idioma, en las nuevas culturas, en las nuevas posibilidades, pero manteniendo nuestras raíces.

Ven a conectar y a comenzar de nuevo con SOMOS.

Categorías

es_COES