Cachaça

Cachaça y Cultura: Conoce la Carismática Bebida Brasileña

Los mexicanos tienen el tequila, los peruanos y chilenos el pisco, y nosotros, los brasileños, tenemos la cachaça. América Latina es rica en sabores únicos, con cada país guardando su identidad líquida: desde el mezcal mexicano, el aguardiente colombiano, el singani boliviano hasta el ron caribeño. La cachaça, destilada de la caña de azúcar, es nuestro orgullo nacional, una bebida que lleva el alma de Brasil en cada gota. Vamos a descubrir cómo la cachaça conquistó al mundo, sin perder su versatilidad ni su encanto brasileño.

Con más de 500 años de historia, la cachaça podría considerarse la primera bebida destilada de las Américas. No hay un registro exacto de cuándo ocurrió la primera destilación, pero la leyenda cuenta que fue en algún ingenio azucarero en la costa de Brasil, justo al comienzo de la colonización portuguesa y de la esclavitud africana, que fue la mano de obra sufrida detrás de los procesos.

La historia de la cachaça comienza en el periodo triste de la esclavitud en Brasil. Cuando los portugueses llegaron aquí, el primer gran producto de exportación fue la caña de azúcar y sus derivados. Pero, ¿quién hacía el trabajo pesado? Los esclavos, claro.

Ahora, prepárate para esto: la historia de la cachaça comienza con una espuma que surgía cuando los colonizadores hervían el jugo de caña para hacer azúcar. Ellos retiraban esa espuma y la arrojaban a los pesebres para que los animales la comieran. Con el tiempo, la mezcla fermentaba y se convertía en una bebida algo rústica, conocida como "cagaça". Los esclavos se dieron cuenta de que el ganado se revitalizaba después de beber eso y decidieron probarlo… ¿y adivina qué? ¡También les gustó el efecto!

Como los portugueses ya tenían experiencia con destilación (les encantaba la bagaceira, hecha de piel de uva, que aprendieron de los árabes), decidieron aplicar la misma técnica a la "cagaça", y así nació la cachaça, nuestro famoso destilado de caña. No pasó mucho tiempo antes de que la cachaça se convirtiera en un artículo de lujo en el comercio. ¡Era utilizada como moneda de intercambio con otros países, tal era su importancia! Pero como no todo es perfecto, la Corona Portuguesa no perdió tiempo y comenzó a cobrar impuestos absurdos sobre la producción de esta bebida.

Una bebida que, incluso siglos después, sigue encantando y revitalizando no solo al ganado, ¡sino al mundo entero! ¿Listo para probarla?

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